Cuando uno pierde la capacidad de asombro, está cocinado. Todo parece estar dentro de la normalidad. Por lo tanto, se naturalizan ciertas prácticas cuasi delictivas utilizando al Estado como instrumento, en donde el pago de favores es corriente entre mandatarios salientes y mandatarios entrantes.
Para ser cronológicos y con el fin de que el lector comprenda el intríngulis de lo que ocurrió en la localidad de Puerto Yeruá, es menester explicar lo siguiente:
Allá por el año 2012, el actual intendente de Puerto Yeruá, Daniel Benítez, integró la fórmula como candidato a Intendente con el militante del partido Pro (Cambiemos), Sebastián Telayna, cayendo derrotados por el entonces Intendente, Fabián Cevey (PJ).
De esa época, quedó una relación entre Telayna y Benítez, que continuó unos años más adelante, cuando Benítez visitó a Telayna en su casa y le propuso ir como candidato a Intendente por Cambiemos, allá por el 2018. Telayna le contestó que tenía que consultar con sus allegados, pero Benítez nunca más apareció. Qué pasó?.
Para sorpresa de propios y extraños, Daniel Benítez, se cambia de bando, como de calzoncillos y arregla la candidatura a Intendente, dentro del Partido Justicialista, en donde su amiga Liliana Sgüerzo le da el lugar cuando estaba a cargo de la Municipalidad, pisando varias cabezas, hasta que su nombre se impone, ante un sector del peronismo que parecían unos mansos gatitos.
El arreglo consistió en que Sgüerzo le daba un cargo ese mismo año como Secretario de la Producción, con la promesa de dejarlo en Planta Transitoria Municipal, cosa que lo hizo mediante el Decreto Nº004/19, con fecha 3 de enero de 2019, en forma totalmente irregular, pues Benítez pasa de Funcionario a Planta Transitoria, pasando por arriba a muchos empleados que venían contratados desde hace años y con el silencio cómplice del gremio municipal.
Pero no todo queda allí, mediante otro nuevo Decreto, el 020/19, de fecha 01 de marzo de 2019, la Intendente Liliana Teresita Sgüerzo, también le otorga al señor Daniel Sergio Benítez la categoría 7 sin tener antigüedad alguna, otro hecho totalmente irregular, pues Benítez no tenía antigüedad como empleado de Planta Transitoria. “Me voy por la puerta grande”, dijo Sgüerzo al terminar su mandato, pero nadie sabía que volvería a entrar al otro día con un “suculento sueldo”.
Del otro lado del mostrador
En diciembre de 2019, Daniel Benítez gana las elecciones y se hace cargo de la Intendencia. Del otro lado del mostrador, llegaba el momento de “devolverle” a Liliana Sgüerzo los favores de su candidatura, de su nombramiento como Secretario de la Producción, de su ingreso a Planta Transitoria y de su Categoría otorgada como empleado.
Es así que, a partir de diciembre de 2019, Benítez contrata a uno de los hijos de Liliana, que estuvo durante algunos meses. También nombra a Liliana Sgüerzo como Coordinadora de Acción Social, mediante Decreto Nº 065/19, con fecha 26 de diciembre de 2019, violando presuntamente la Ley 10.027 en sus artículos 189 y 190. Pero lo más llamativo de todo es que en el Artículo 2º del Decreto, Benítez ordena: Dispónese como remuneración Bruta a percibir unos 48.000 pesos que era lo que ganaba la Categoría I del escalafón Municipal (hoy debe rondar los 80.000 pesos). Más un adicional equivalente al 70% de los haberes del Secretario de Gobierno y hacienda, por lo tanto, Liliana Sgüerzo, a valor de hoy, su sueldo ronda los 160.000 pesos, mientras un trabajador con 28 años de servicio no llega a los 60.000.
No hace falta aclarar nada. Si usted, amigo lector aplica la lógica, verá que “el toma y daca” está todo a la vista. La devolución de favores con plata del Estado se lee entre líneas. Se paga y se devuelve con plata ajena. Se paga y se devuelve con plata de los ciudadanos de Puerto Yeruá que pagan sus impuestos. De ustedes ciudadanos, depende de que esto continúe o se termine de una vez por todas, para que Puerto crezca libre de cuestiones espurias.