Autoridades de la municipalidad de Concordia, encabezadas por el intendente Alfredo Francolini, vecinos del barrio Gruta de Lourdes y de la zona sur de la ciudad, inauguraron un mural con la imagen del fallecido padre Andrés Servín en el gimnasio de la escuela del Club Sarmiento que además llevará su nombre.
También se entregaron las chapas para cambiar la nomenclatura de calle Leguizamón que de ahora en más y para siempre se llamará calle “Padre A. Servín”. La sorpresa mayor la dio un vecino del barrio que anunció que se están haciendo tratativas para traer los restos del extinto padre desde la ciudad de Chajarí para que descansen en la Gruta de Lourdes. Tendrian el aval de familiares para hacer el trámite.
Los restos del Cura párroco, Andrés Servín, que están sepultados en la ciudad vecina de Chajarí, podrían ser “repatriados” a Concordia; así lo adelantó a DIARIOJUNIO el vecino de la zona sur y allegado al extinto padre, Eduardo Braga, quien también fue uno de los impulsores para que calle Leguizamón y el gimnasio de la Escuela del Club Sarmiento, frente a la Gruta de Lourdes, lleven el nombre del cura.
La noticia fue dada en la tarde de este miércoles mientras se llevaba a cabo la ceremonia en la que se inauguró un mural del padre Servín en el gimnasio que llevará su nombre, perteneciente a la escuela emplazada en el club Sarmiento, y donde se hizo entrega de las chapas para cambiar la nomenclatura de calle Leguizamón, sobre la que está emplazada la Gruta de Lourdes, parroquia que fue la “plataforma” desde la cual el enorme cura -considerado un santo para los vecinos- entregó su salud y su vida para servir y cuidar a los más pobres y vulnerables, se enfrentó a los poderes sordos e indolentes, impulsó proyectos de enorme valía como la Defensa Sur y participó de cada causa justa y noble para la que fue convocado.
Según contó Braga, al principio los familiares de Andrés Servín no estaban muy de acuerdo con la idea de trasladar sus restos a Concordia y depositarlos en la Gruta, pero al explicarles que esa era la voluntad del padre en vida, la de descansar en su lugar, en su barrio, y cerca de su gente amada, la duda inicial habría cedido ante la solicitud.
“Servín era un ejemplo de honestidad, moralidad y lucha por los que menos tienen. Ese es su gran legado”, afirmó Braga.